El 15A, Venezuela amaneció en dos mitades. Una porción que le reclamó a la otra ser reconocida y respetada, que elevó su voz en defensa de la alternativa que representaba Capriles; y la otra porción, en principio soberbia y antipática llena de insultos, que se asumía triunfadora, muy a pesar de lo pírrico y dudoso de los resultados.
Esa semana inició con crecientes dudas hacia el CNE y hacia la legitimidad de Maduro, las cacerolas comenzaron a afectar los sensibles tímpanos rojos; y entonces, en un intento de revertir el efecto del tintineo incesante de las ollas y la popularidad del ganador sentimental de la contienda, surgió entre los fieles defensores del status quo, la idea de sembrar el terror y odio político mediante la táctica orsonwelliana de simulación de situaciones extremas, recordando el episodio radial transmitido en 1938 de La Guerra de los Mundos del productor y cineasta Orson Wells.
En “La Guerra de los Mundos”, a través de la radio, Wells sembró el pánico entre miles de oyentes, convencidos de que realmente se estaba produciendo una invasión de extraterrestres. Acá en Venezuela, usando las redes sociales, Maduro y Villegas comenzaron, mediante tuits, a sembrar el pánico, señalando que “hordas de la derecha fascistas atacaron ferozmente varios CDI”.
Comentarios de Twitter que fueron respaldados por montajes fotográficos y notas intencionadas divulgadas por el Sibci. Una nota publicada por la agencia Europa Press del 17 de abril, reflejaba una Venezuela sumida en el caos, titulando: “A PRENSA, AMBULATORIOS E INSTALACIONES ELÉCTRICAS. El Gobierno denuncia más ataques opositores”. En el desarrollo de la nota se leía: “El Gobierno de Venezuela ha denunciado que este martes se han vuelto a producir ataques de grupos opositores a varios Centros Médicos de Diagnóstico Integral (CDI) a instalaciones eléctricas y a medios de comunicación, en el marco de la ola de violencia que se ha desatado tras las elecciones presidenciales del pasado domingo.
El presidente electo, Nicolás Maduro, ha informado a través de su cuenta oficial en Twitter, que: “Lamentablemente la derecha atacó hoy los CDI de La Vaquera, en Guarenas, y Palo Verde, en Caracas”. “Ordené buscar y capturar a los responsables”, ha dicho”. Fin de la cita de la nota de prensa publicada por la agencia Europa Press.
Ante esta persistente denuncia oficial no tardaron los desmentidos espontáneos, amén de la respuesta de “0” Violencia expresada públicamente por Capriles.
Lo medios de comunicación, calificados por el régimen de “independientes”, en ejercicio de un periodismo responsable, decidieron hacer seguimiento a tales denuncias, sin embargo, salvo las fotografías publicadas en los avisos propagandísticos del Gobierno de Maduro, no ha habido manera de confirmar tales denuncias.
En ausencia de evidencia que pudiera sostener la tesis orsonwelliana, la Defensora del Pueblo, Gabriela Ramírez hizo referencia al tema el pasado 20 de abril con una explicación poco creíble, por no decir bizarra: “El CDI en Barinas fue destruido en un 90% pero reconstruido en horas”.
Esta tesis repetida hasta la saciedad por la red de vocería oficialista, por poco creíble no ha logrado calar. Por ello desde este rincón humilde del pensamiento ciudadano recomendamos: en vez de insistir obcecadamente en generar un ambiente de odio y división, dirijan todos esos esfuerzos, recursos e intelecto hacia un intento sincero de respeto, reconocimiento, paz, armonía y reconciliación de todos los venezolanos.
Por Letty Vásquez / @AloLetty
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