El pasado 4
de julio de 2011, cuando todos los venezolanos comentábamos de esa aparición
del Presidente Chávez en cadena desde Cuba revelando detalles de su enfermedad y operación, publiqué este artículo. Hoy 13 de abril de 2012, gracias a la
sugerencia de mi colega Monica Negrette lo retomo y comparto con ustedes. Fueron
reflexiones que surgieron en aquel momento, pero creo que mantienen su
vigencia. Ustedes me dirán:
Por más que intento apelar al sentido cristiano que
me inculcaron desde pequeña, les confieso que me cuesta creer el cuento del
cáncer del presidente Chávez. Se me hace difícil creerle luego de su milagrosa
curación y recuperación. Estoy a punto de pensar que se trata de una
estrategia, similar a la implementada el 13 de abril de 2002.
De ese pobre Chávez, delgado, triste y maquillado,
que conmovió al mundo confesando que había padecido cáncer y que su trance le
había llevado a pensar y reflexionar mucho porque hasta había visto la muerte
de cerquita, nos topamos con éste, que luego de 20 días del diagnóstico, dos
operaciones y rehabilitación, llegó sorpresivamente a Maiquetía, ungido, con
ánimo, que cantó, compartió con su equipo, desayunó carne molida y hasta
anunció un encuentro con “su pueblo” en el balcón.
Esos cambios tan radicales, entonces, o son milagro
de Dios, o se trata de la más burda estrategia para evitar que la crisis
carcelaria le tocara y afectara, para tomar un tercer aire y para reforzar su
campaña hacia el 2012.
No es la primera vez que se juega a la crisis para
limpiar su entorno y gabinete; que se juega al caos para ocultar el
desgobierno; que se juega a la víctima para asegurar su retorno y se apela a la
redención, con Cristo y la Virgen por delante, para garantizar su
reincorporación gloriosa.
Podemos hacer un paralelismo de estos dos Chávez
del 2002 y este del 2011, en ambos se hizo uso del tono solemne, del drama y la
reflexión, de una representación de la víctima, del desvalido, apelando al
arrepentimiento y la oración, con recursos como Dios, la Virgen y el ideario de
Bolívar.
¿Qué resultó de aquel Chávez con la cruz en la
mano?, pues un Chávez más radical. ¿Qué resultará de este SuperChávez capaz de
vencer al cáncer?, pues un Chávez aún más radical.
Y es que me cuesta creer esa veloz y sorpresiva
recuperación, y lo digo con conocimiento de causa. Recientemente me tocó vivir
de cerca el padecimiento de esta enfermedad en mi padre, le diagnosticaron
cáncer de próstata, lo trataron y lo intervinieron, y en su caso, a Dios
gracias, se logró erradicar el mal. Pero fue un proceso que nos llevó al menos
cinco meses. Por eso mis dudas, nadie, salvo Lázaro, ha sido capaz de andar y
recuperarse de ese proceso en 20 días.
Para validar mi teoría de la reedición de abril,
acá les reproduzco parte de una reseña de aquellos días de abril, seguidamente
la nueva reseña del retorno de junio, ustedes comparen y concluyan:
“Aquel 13 de abril, Chávez dijo que había aprendido
la lección y que durante su reclusión había reflexionado mucho. Prometió que a
partir de ahora gobernará buscando el entendimiento con sus opositores. Al
asumir de nuevo la presidencia, hizo un llamamiento a la "calma" y la
"tranquilidad" y pidió a los empresarios, a los sindicatos, a la
Iglesia y a los dueños de los medios informativos que colaboren para sacar
adelante el país”.
El presidente de la República, Hugo Chávez se
dirigió su pueblo, la noche del 30 de junio a las 9:00 pm, desde Cuba en una
cadena de radio y televisión, informo que después de la operación de absceso
pélvico el pasado 10 de junio, le fue detectado células cancerígenas y tuvo que
ser operado por segunda vez, la segunda operación fue para remover un tumor
maligno. Chávez fue operado de Cáncer.
“A pesar de la favorable evolución general, fueron
apareciendo algunas sospechas de la presencia de otras formaciones celulares no
detectadas hasta entonces. Comenzó por tanto y de inmediato, otra serie de
estudios especiales (…) que confirmaron la existencia de un tumor absceso, con
presencia de células cancerígenas, lo que hizo necesario otra intervención
quirúrgica que permitió la extracción total de dicho tumor”.
“A lo largo de toda mi vida vine cometiendo uno de
esos errores que bien pudiera caber perfectamente en aquella categoría a la que
algún filósofo llamó “errores fundamentales”: descuidar la salud y, además, ser
muy renuente a los chequeos y tratamientos médicos. Sin duda ¡qué error tan
fundamental!, y sobre todo en un revolucionario con algunas modestas
responsabilidades como las que la revolución me vino imponiendo desde hace más
de 30 años”.
“Seguramente no fue difícil para Fidel darse cuenta
de algunos malestares, que, más allá de mi rodilla izquierda, yo había venido
tratando de disimular desde varias semanas atrás. Me interrogó casi como un
médico, me confesé casi como un paciente”.
“Luego de aquella operación (la del 11 de junio)
comenzó, por tanto, y de inmediato, otra serie de estudios especiales
citoquímicos, citológicos, microbiológicos y de anatomía patológica que
confirmaron la existencia de un tumor abscesado con presencia de células
cancerígenas, lo cual hizo necesaria la realización de una segunda intervención
quirúrgica que permitió la extracción total de dicho tumor. Se trató de una
intervención mayor, realizada sin complicaciones, tras la cual he continuado
evolucionando satisfactoriamente”.
“Desde que el mismo Fidel Castro en persona (…)
vino a anunciarme la dura noticia del hallazgo cancerígeno, comencé a pedirle a
mi señor Jesús, al Dios de mis padres, diría Simón Bolívar; al manto de la
Virgen, diría mi madre Elena; a los espíritus de la sabana, diría Florentino
Coronado; para que me concedieran la posibilidad de hablarles, no desde otro
sendero abismal, no desde una oscura caverna o una noche sin estrellas. Ahora
quería hablarles desde este camino empinado por donde siento que voy saliendo
ya de otro abismo. Ahora quería hablarles con el sol del amanecer que siento me
ilumina. Creo que lo hemos logrado. ¡Gracias, Dios mío!”.
“Mi pueblo amado, todo y uno solo en mi corazón,
les digo que el querer hablarles hoy desde mi nueva escalada hacia el retorno
no tiene nada que ver ya conmigo mismo, sino con ustedes, pueblo patrio, pueblo
bueno. Con ustedes no quería ni quiero para nada que me acompañen por senderos
que se hundan hacia abismo alguno. Les invito a que sigamos juntos escalando
nuevas cumbres (…) ¡Gracias Dios mío! ¡Gracias pueblo mío! ¡Gracias, vida mía!
¡Hasta la victoria siempre! ¡Nosotros venceremos!”
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