El
tema de las elecciones primarias es digno de análisis por las contradicciones
que este proceso encierra. Por un lado, representan la esencia democrática,
pues, por encima de la designación de candidatos, supone la participación del
ciudadano en la escogencia de sus dirigentes, pero por otro lado, este proceso suele
dejar en el camino heridas, a veces, difíciles de sanar.
En
el estado Zulia, Un Nuevo Tiempo, una de las organizaciones políticas con mayor
influencia, sus votos así lo indican, decidió salomónicamente conformar, por
medio de primarias, sus equipos de concejales, quienes sumados a la MUD, se medirán
con el oficialismo como principal contendor, el próximo 8 de diciembre.
En
un principio, aspirantes y militantes aplaudieron la medida, sin embargo, al activarse
el proceso, han sido muchas las diferencias que se han revelado, heridas que se
han abierto, celos políticos que han aflorado, reclamos por quienes se
consideraban reelectos automáticos, salto de bandos, odio territorial y una loca
carrera por la supervivencia política.
En
este fragor, muchos han permitido que la ambición personal, y todos estos demonios
y enemigos circunstanciales, le nublen la vista y le impidan enfocar el real
objetivo, ver a su verdadero contendor y fijar la real fecha de medición.
El
8D la oposición tendrá la única oportunidad de deslegitimar a Nicolás Maduro,
entendiendo las elecciones municipales como un plebiscito. Es la ocasión para que
los mejores candidatos de oposición, con las mejores condiciones de maquinaria
y aceptación, se enfrenten a los ungidos del oficialismo, y logren hacerse del
mayor número de alcaldías y curules a concejalías, para de esta forma obtener
una mayor presencia política en cada uno de los municipios y parroquias del
país.
Esta
visión macro pareciera no haber sido entendida, ni por los aspirantes a
concejales de UNT y de otros partidos de la MUD, ni mucho menos, por Juan Pablo
Guanipa, quien, ya habiéndose medido en primarias en el 2010, reclama hoy lo
que él considera su momento para ser el
candidato de la oposición para el 8D, sin evaluar siquiera, la realidad del
padrón electoral de PJ versus la maquinaria roja con su ventajismo grosero y el
abuso de poder que siempre implementa el PSUV para impulsar a sus delfines.
Mientras
los opositores sucumben a sus propios demonios, los oficialistas disfrutan y
contribuyen con este morboso espectáculo.
Paralelo
a estos acontecimientos, el oficialismo dirige sus ataques hacia la gestión de
la alcaldesa Eveling Trejo de Rosales. El PSUV arma su artillería y la dirige a
su objetivo: la Alcaldía de Maracaibo, y de este lado, la oposición, ocupada de
enfrentarse entre sí, abandona el Fuerte, dejando sola a su candidata, abriéndole
el camino a la anarquía, la exclusión, al odio y la persecución política, que caracterizan
a los regímenes oficialistas.
Es
la hora de reflexionar, de medir y de evaluar nuestro verdadero aporte hacia la
derrota política de Maduro y todo lo que él representa o hacia la defensa de
los espacios de oposición.
@AloLetty
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