martes, 20 de junio de 2017

Disparan al pecho; por Willy McKey


Llegamos al día 81 de protestas en Venezuela, y la cifra de fallecidos en medio de estas jornadas ya supera el número de días en rebelión. La violencia, los desafueros y el abuso de poder por parte del régimen va preocupantemente en incremento. Tan solo este 19 de junio en Caracas la represión desmedida de los cuerpos de "seguridad" dejaron como resultado: 117 heridos, cuatro de ellos de bala. y un asesinado de un tiro en el pecho. Hablamos de Fabián Urbina, un joven de 17 años, que dejó sus sueños de un país dieferente, perdidos allí, en la carretera donde calló.

Sobre este doloroso caso, y sobre todos los jovenes a quienes hemos visto partir de una forma tan abrupta y dolorosa, Willy Mckey escribe para Pro Davinci un poema duro, sentido. 

Comienza por algo muy cierto, hay que llamar las cosas por su verdadero nombre, quienes caen en esta lucha que se esta desatando en los rincones del país, son mártires.

Un párrafo de su escrito dice: "Tenemos más muertos que días de protesta, más enemigos que duelos posibles, más dolor que metas".

Por su profundidad, y porque siento que merece ser leído y compartido, les copio acá la publicación de Willy Mckey en PRODAVINCI, que lleva por título: Disparan al pecho



Disparan al pecho como quien no quiere equivocarse.

Bombas. Metras. Balas.

Disparan al pecho como quien tiene miedo de descubrirse vacío el pecho propio. Como si ahí residiera toda la fuerza del otro, todo su impulso, toda su rabia.

Disparan al pecho.

La distancia de sentido que hay entre un héroe y un mártir es insalvable, enorme.

Aquí solemos obviar esa distancia a conveniencia del relato, de la épica. La profesora Michaelle Ascencio insistía en que tenemos un siglo diecinueve con demasiado filo.
Y ese filo puede hacer mucho daño.

Quizás fue ese filo lo que nos condujo a este extravío que es dejarnos caer en la lengua del otro, en las palabras de quien nos apunta, en sus maneras de nombrarnos. Por ejemplo: hemos cometido el exceso de darle a estos días de violencia un nombramiento en militar. Hablamos de patria. Hablamos de batallas. Hablamos de héroes.

Quizás es ese maldito filo lo que nos tiene aquí, doscientos años después, escondidos detrás de un espejismo que nos hace llamar héroes a quienes en realidad son nuestros mártires.
Tenemos más muertos que días de protesta, más enemigos que duelos posibles, más dolor que metas.

Y así no son las batallas.

Así son las masacres.

La frase es terrible.

Un disparo al pecho y diecisiete años.

Una oración que es capaz de resumir este largo descenso político hasta el martirio o la brevísima biografía de alguien que ha sido asesinado por la represión.

Breve. Simple. Feroz.

Diecisiete años y un disparo al pecho son demasiado.

Disparan al pecho, pero eso que quieren matar ya no está ahí.

Se ha mudado.

Toda la fuerza del otro, todo su impulso, toda su rabia.

Disparan al pecho como lo han hecho decenas de veces, con la complicidad de la cadena de mando, de los compañeros de la fuerza, de los funcionarios del Estado. Disparan al pecho y, mientras tanto, sus superiores apelan a la responsabilidad individual. Disparan al pecho mientras los dejan solos, haciéndose preguntas con el alarma todavía tibia en las manos.

¿Quién será el próximo mártir a quien le pondremos una medalla de héroe para aliviarnos el dolor y poder seguir?

¿Quién podrá llorar de una puta vez toda esta muerte que nos han atorado en el pecho durante semanas?

¿Quién podrá mantener su pecho a salvo cuando nos hayan vaciados a todos?



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Sobre el autor: 
Willy McKey  Parte del equipo editorial de Prodavinci. Poeta, escritor, docente y editor de no-ficción y nuevo periodismo. Especialista en semiología política y conceptualización creativa. Puedes leer más textos de Willy McKey en Prodavinci aquí y seguirlo en twitter en @willymckey Haga click acá para visitar su web personal. 

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