La "campaña admirable" en contra de la corrupción de otros y no la propia, emprendida por Maduro&Co, me hizo recordar un artículo de esos que parecieran no perder vigencia nunca, escrito por un periodista visionario, y que en sí mismo, representa la esencia del periodismo, acucioso, crítico, rebelde, inconforme y contestatario.
En esa enumeración de casos recordé, por ejemplo, el caso de Walid Mackled, Caso Bandes, los contenedores de
PDVAL, Antonini Wilson y el maletín, Econoinvest y Arné Chacón Escamillo, la
estafa con el Fondo de Pensiones de PDVSA, la revelaciones de Luis Velázquez
Alvaray sobre la Banda de los Enanos, las confesiones de Eladio Aponte Aponte,
la muerte de Danilo Anderson, la jueza Afiuni, los presos y perseguidos políticos,
la corrupción del Plan Bolívar 2000, son tantos los casos revelados durante
estos últimos 14 años, pero ninguno de ellos investigados. Todos traspapelados y
tapados por diputados, ministros, jueces, fiscales y magistrados.
En la búsqueda de otros tantos casos me tropecé con un artículo sobre “La Boliburguesía” publicado en abril
de 2006 por el recordado y acucioso Domingo Alberto Rangel, en este escrito
Rangel nos ofrece una clara visión de la descomposición moral que ha
contaminado todos los estamentos del Gobierno, destacando en esta guerra de
supervivencia dos figuras que, al año 2013, se han mantenido y se han
fortalecido como hombres fuertes de la revolución. He aquí el artículo de
Domingo Alberto Rangel, con el cuál rindo tributo a este venezolano que con su
visionaria pluma logró desnudar a varios de los personajes que hoy día protagonizan
el gran escándalo de “La Hojilla”. Tal
como le confió a un amigo en una oportunidad: “A
Chávez no se le puede dar ni el beneficio de la duda”, así fue él,
directo y combativo, frontal contra el chavismo y todo lo que ese sistema
representaba, aunque también crítico de los cuarenta años de gobiernos adecos y copeyanos.
En su artículo “La Boliburguesía”, Rangel presagió la ambición desmedida de
poder de la dirección oficialista de hoy, con funcionarios bizarros, descompuestos y
cómplices. El escándalo de "La Hojilla" y Mario Silva es apenas una muestra de los eventos que están por verse y que trazaran el rumbo de un sistema que inició su irremediable caída.
Por Letty Vásquez / @AloLetty
Por Letty Vásquez / @AloLetty
La Boliburguesía. Por
Domingo Alberto Rangel
Ya el chavismo tiene su
oligarquía propia. Ocho años de gobierno han creado en Venezuela lo que Juan Carlos
Zapata llamó, con un neologismo afortunado, "boliburguesía", que uno
de los grandes diarios del mundo O'Globo de Río de Janeiro, ha acogido y
difundido con júbilo desbordante.
En la Europa clásica, la burguesía creaba al Estado, aquí, el Estado
crea a la burguesía. Como Júpiter cuando creó a Minerva, aquí el Estado pare
burguesías sacándolas de la cabeza como hizo el dios romano. Desde 1900 hasta
el día de hoy, cada capa burguesa surgida en los horizontes sociales de nuestro
país ha sido obra del Estado.
El Estado venezolano es arbitrario, torpe y criminal, pero también
opulento, corrompido y caprichoso. La renta petrolera lo dota del único
excedente apetitoso que hoy, a casi un siglo del "Barroso Nº 2" de
Cabimas, detenta Venezuela. Aquí el Estado puede convertir en las doce horas
que necesita la luz de los cielos para alternar con las sombras, a un
"peladito cantinflinesco" en un personaje aristocrático.
Desde hace cien años los sucesivos cabecillas de nuestra oligarquía han
sido producidos por una incubadora milagrosa, la Tesorería Nacional. Hay en la
burguesía venezolana, como las hay en la burguesía imperial de Estados Unidos,
distintas modalidades y capacidades, pero todas ellas son hijas del Estado. O
creación del presupuesto nacional, si nos permiten extremar la franqueza. La
oligarquía bolivariana es el más reciente brote de la vieja plantación
burocrática venezolana.
Los tres grupos oligárquicos
bolivarianos
Hoy es posible divisar ya, como esbozo, tres grupos oligárquicos
cimentados por el presupuesto en los últimos ocho años.
El primero gira en torno a Diosdado Cabello y Rafael Sarría, ambos
militares retirados. Tiene ese grupo una galaxia de tres bancos coligados,
varias plantas industriales y participación como accionista en empresas de
servicios. Es posible que después del grupo Polar sea este el primer imperio
financiero del país.
Desaparecido el grupo Alfonzo Rivas, adquirido por Cargill de Estados
Unidos, sólo el grupo Delfino (Manpa) podría alternar con este brote
bolivariano. Alguien podría señalar una omisión, no figura en estas
comparaciones, me diría, el grupo Cisneros. Ese grupo dejó de ser venezolano,
respondería yo, es hoy un grupo gringo con inversiones en Venezuela como
Rockefeller o cualquier otro de la misma procedencia.
Un segundo grupo se esboza en torno a otro militar retirado, Jesse
Chacón. El hermano de Jesse, dueño o líder aparente de este grupo en ciernes,
es un fenómeno de retardo vocacional. Como el personaje de Moliere, que ya
viejo vino a saber que hablaba en prosa, el caballero necesitó la llegada de su
hermano al gobierno para descubrir su vocación por los negocios.
En ocho años ha adquirido un banco, una fábrica de leche en polvo, de
las más grandes de Suramérica, y unas haras. Jesús, María y José, exclamaban
las beatas de Tovar ante fenómenos tan portentosos como éstos.
Por último, se perfila un tercer grupo oligárquico en el chavismo, el
que podría encarnar en Blanco La Cruz y Hernández Behrens, militares retirados
ambos, gobernador de estado el uno, banquero hasta hace poco el otro, pero al
parecer magnates en ascenso o en gestación. Tendríamos entonces tres grupos
económicos entre los cuales reparte sus efectivos la naciente oligarquía
bolivariana. No he hecho comparaciones, pero creo que ningún otro régimen desde
1900 creó tantos grupos en tan poco tiempo. Es un récord de velocidad que sería
necesario remitir a Londres para su debido registro.
Tres grupos, ¿tres
ingredientes?
La celeridad en la creación de esa oligarquía se explica por la
coincidencia de tres factores en el régimen bolivariano. El primero, la
abundancia fiscal que comenzó en 1999, cuando Chávez encontró el petróleo en
nueve dólares el barril y de inmediato vino la racha alcista que luego lo
colocaría en sesenta y dos dólares y que, aunque atenuada, aún dura.
Es cierto que los cincuenta dólares de hoy, reducidos a monedas de
igual paridad, resultan muy inferiores a los de 1980, pero es evidente o
innegable que a Chávez le ha correspondido una mejor experiencia de precios
petroleros que a Caldera o al segundo período de Pérez. De todas maneras, la
economía petrolera ha vivido un lapso de prosperidad que se traduce en
abundancia fiscal.
El segundo factor que ha propiciado el enriquecimiento acelerado de
algunos cabecillas del oficialismo, es el descaro de clase. Entiendo por
descaro de clase aquella ligereza moral, aquella desenvoltura rapaz que
caracteriza a los plebeyos cuando de súbito cambia su suerte en la vida. En el
fondo de todo plebeyo hay un trepador, o mejor, todo plebeyo es un trepador. El
oficialismo se ha formado de plebeyos que en el sistema político o en los
cuerpos militares veían con codicia, pero con frustración, el festín que
saciaban adecos y copeyanos.
El chavismo ha sido, fue y será siempre envidioso y como tal no tiene
principios, tiende a atiborrarse cuando la suerte le favorece.
El tercer factor es la tolerancia, casi alcahuetería, diríamos, con que
Venezuela siempre toleró y hasta aplaudió a los ladrones de su Tesoro Nacional.
¿Acaso no fue popular Páez que pasó de peón de sabana a latifundista por la
hazaña de su lanza? ¿Y Guzmán, Crespo y Panchito Alcántara, no gozaron las
mieles del prestigio popular? Un caudillo que robe siendo plebeyo y que siga
conservando su cultura de plebeyo es algo que embeleza a los venezolanos.
¿Decimos estas verdades o incurrimos en el silencio cómplice que todo
lo guarda como hacen ciertas familias con el bobo de la casa? Ya la oligarquía
chavista, la "boliburguesía", es suficiente ella sola, para sostener
al régimen.
Domingo Alberto Rangel* /
Correo del Caroní (Venezuela) - 20/04/06
Habría q analizar hoy la arremetida árabe en la ecom. Nac.
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