miércoles, 29 de mayo de 2013

“Mami cuando sea grande quiero ser Guardia”


Una escena, para mi particularmente patética, me llevo a escribir rápidamente este cuento, que no es precisamente de Hadas:



Apenas pudo expresar sus primeras palabras lo primero que Cheíto le dijo a su mama es que quería ser Guardia Nacional “para proteger a su país de los malos”, eso fue hace más de 25 años, el Teniente de la GN José Chávez, cumplió su meta, con mucho esfuerzo salió de Mene Grande a la gran ciudad, dejo atrás a su mamá, a sus amigos, a su infancia, en procura de su sueño.

En los momentos más duros de su entrenamiento o cuando no compartía el objetivo de las órdenes que le impartían, Cheíto cerraba los ojos y se soñaba siendo un héroe con su uniforme verde combatiendo a guerrilleros, secuestradores y narcotraficantes.

Cuenta Cheíto que de sus mejores momentos como GN recuerda cuando lo enviaron de Comisión para la Sierra, allí supo de las “vacunas”, conoció la crítica situación de los indígenas, de los ganaderos y de la guerrilla.

En esos tiempos dicen que siempre le veían sonriente, cuando hablaba por teléfono con su mamá, le contaba entusiasmado y orgulloso que “la semana pasada atrapamos a tres guerrilleros”.

A pesar de haber cumplido su sueño, el ánimo de Cheíto se fue opacando, la amargura se apodero de la sonrisa; muchos soles habían sucedido a muchas lunas, y si bien su sueño de héroe se recreaba constantemente en su mente, la realidad para este teniente era cada vez más dura.

Una mañana, camino a cumplir con una orden en la ciudad, leyó un Titular: “Sujetos fuertemente armados secuestran a productor de Colón”, la noticia le perturbó, y le llevó a increparse sobre el camino que llevaba su vida; como siempre, se dejó llevar por su imaginación y volvió a ser héroe.

Al llegar al sitio que le habían ordenado, volvió a entrar en conflicto, cerró sus ojos para evadirse, pero al abrirlos, se sintió avergonzado, estaba en un Supermercado, vigilando a los ciudadanos, obligándoles a hacer fila, a mostrar sus cédulas de identidad, para racionarles el Aceite de Comer (Dos por persona), la Harina Pan, el Arroz, Azúcar, Papel Higiénico y Leche.

La gente en la fila le gritaba con impotencia; por lo que nuevamente Cheíto cerro sus ojos, pero esta vez no para recrear al militar héroe, sino para volver a ser niño e intentar corregir su vida, volver al momento en que le expresaba a su mamá su sueño, y decirle esta vez: “Mami cuando sea grande voy a trabajar mucho para regalarte un supermercado y poder darle comida a todo el mundo”.

“Los personajes de esta historia son ficticios, pero las fotografías son reales, fueron captadas en los pasillos de algún supermercado de Maracaibo, son efectivos de la GN y Milicianos, cuya misión es controlar el suministro de  productos de primera necesidad”. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Por Letty Vásquez / @AloLetty

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